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Los niños también sienten dolor de cabeza igual que los adultos y, de hecho, la migraña es hoy un problema cada vez más frecuente entre los niños.

Al igual que en la migraña en adultos, la migraña en niños normalmente se caracteriza por un dolor pulsátil, palpitante, como golpes de martillo en uno o en ambas lados de la cabeza.

Muchas veces el dolor es tan fuerte que puede provocar mareos, náuseas y vómitos, bajada de tensión, molestias estomacales e incluso un aumento de la sensibilidad a los ruidos (fonofobia),a los olores y a la luz (fotofobia).

Son varias las causas que pueden desencadenar este tipo de cefalea en el niño: falta de sueño, dieta desequilibrada (p.e. demasiado azúcar, café, chocolate, grasas) y deshidratación, efectos de algunos medicamentos, cambios hormonales, lesiones físicas, ingestión u olor a substancias fuertes e irritantes, ruidos fuertes, ambientes en los que se permiten el uso del tabaco, estados de estrés, ansiedad, cansancio y fatiga, utilización exagerada de aparatos como la televisión, el ordenador y las videoconsolas, o problemas oculares.

Cuando a un niño le duele la cabeza hay que escucharlo y hacerle caso. Puede que su dolor esté relacionado con problemas físicos, emocionales, y/o con alguna enfermedad grave. En todo caso, merece atención. Si el niño se queja de que le duele la cabeza de forma recurrente la mejor opción es llevarlo al pediatra.

Sin embargo, establecer un diagnóstico puede ser bastante complicado pues otras enfermedades infantiles infecciosas, alérgicas o gastrointestinales tienen síntomas similares a la migraña y, para colmo, los niños muy pequeños son incapaces de manifestar adecuadamente sus síntomas. Además, las nuevas guías elaboradas por la Academia Americana de Neurología, la Sociedad de Neurología Pediátrica y la Academia Americana de Cefaleas refieren que “el tratamiento de las migrañas infantiles sigue siendo difícil, tanto para los padres como para los médicos”.

La migraña infantil afecta a la calidad de vida (tanto del niño como de sus padres y/o cuidadores) y al estado de salud del niño. Además, algunas de las consecuencias más frecuentes son el absentismo escolar y el deterioro de las habilidades físicas, motoras, emocionales, cognitivas, interpersonales, sociales, etc. Este deterioro en la calidad de vida resulta similar al que sufren otros niños que padecen cáncer o enfermedades reumáticas.

Un estudio, publicado por la revista Pediatrics, fue el primero en comparar la calidad de vida de los niños con cefalea con la de aquellos que poseían alguna enfermedad crónica. Este estudio parece evidenciar que los pacientes con migraña poseen un rendimiento escolar y emocional menor o similar al de los pacientes crónicos, así como una peor salud física. Según el estudio “el hecho de que el impacto de este tipo de cefaleas sea, al menos, igual que el de otras enfermedades infantiles, que a menudo han sido consideradas más severas y debilitadoras, sugiere que los pediatras y otros cuidadores deberían poner un mayor énfasis en su reconocimiento, diagnóstico y tratamiento”.

De esta manera, y a titulo preventivo, es esencial promover un estilo de vida equilibrado para el niño, pero también dotarle de herramientas que le ayuden en el manejo de su dolor (p.e. técnicas de relajación, hipnosis, distracción, visualización, biofeedback, medicación).

Catarina T. Pires, ALGOS. Recerca en Dolor

Universidad Rovira i Virgili, Tarragona

Créditos de la foto: Health Spa Blog


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