¿Sabes cómo puedes evaluar tu calidad de sueño? ¿Y la de tus hijos?
Tal como se explicaba en un post anterior, el sueño es una variable esencial en problemas de salud, por tanto, debería estar presente en todas las evaluaciones realizadas a personas con dolor.
Pese a esto, la bibliografía disponible en el campo del dolor infantil muestra que las investigaciones sobre dolor y sueño en niños son escasas.
En la realización de dichos estudios se ha utilizado una lista heterogénea de instrumentos de evaluación, muchos de ellos validados sólo para población general.
El grupo PedIMMPACT (Pediatric Initiative on Methods, Measurement, and Pain Assessment in Clinical Trials) señala cuatro tipos de instrumentos para evaluar la calidad de sueño: diarios y registros, cuestionarios, polisomnografía y actigrafía (McGrath et al., 2008).
Pero ¿en qué consisten? ¿Cuáles son sus pros y contras?
– Los diarios y registros consisten en recoger diariamente información sobre distintos aspectos del sueño: número de horas dormidas, despertares, sensación de descanso… Pueden aportar mucha información pero requieren un considerable esfuerzo por parte de la persona y suelen dar lugar a olvidos. Actualmente se están desarrollando varios de tipo electrónico que parecen tener mejores resultados.
– Los cuestionarios son una lista de preguntas cerradas sobre el sueño a las que deberá responder el interesado o los padres. Pueden hacer referencia al último mes, la última semana, etc., y contemplar aspectos como la fatiga, la somnolencia diurna o simplemente el tiempo que se tarda en conciliar el sueño. Son una herramienta útil y barata pero es necesario validar estos instrumentos en población que tiene problemas de dolor.
– La polisomnografía está considerada como el estandar de oro para medir el sueño. Analiza variables biofisiológicas como la función cerebral, la frecuencia cardiaca, los movimientos oculares y la activación muscular mientras el sujeto está durmiendo (Lewandowski et al., 2011). La información obtenida permite conocer algunos parámetros como el tiempo total de sueño, los desórdenes respiratorios del sueño, las fases del sueño y su distribución (Krystal y Edinger, 2008). Algunas de estas cuestiones pueden evaluarse también con cuestionarios y actigrafía pero la polisomnografía es la única herramienta capaz de apreciar ciertos aspectos como las etapas de sueño. A pesar de esto tiene como inconvenientes su alto coste y la incomodidad para quien lo usa, pues debe dormir “enchufado” a varios cables y sensores.
– La actigrafía es un dispositivo parecido a un reloj, que incluye un sensor de actimetría que registra los movimientos, se ha mostrado útil para proporcionar datos objetivos en la evaluación de los patrones de sueño (Lewandowski et al., 2011). Esta herramienta ha demostrado ser consistente con la polisomnografía, los diarios de sueño y los informes de los padres proporcionando información aún más precisa que éstos, además, es más barata y fácil de usar que la polisomnografía. Sin embargo, sus datos están basados sólo en el movimiento de la persona y el periodo de registro debe ser suficiente para poner de manifiesto todos los acontecimientos significativos que puedan tener lugar.
Te recordamos que desde el grupo Algos estamos llevando a cabo un estudio cuyo objetivo es examinar los problemas de sueño y su relación con el dolor, la fatiga y el estado de ánimo, a fin de desarrollar procedimientos más adecuados para el tratamiento de nuestros pacientes.
Para ello, necesitamos participantes entre 10 y 24 años con problemas que cursen con dolor crónico (es decir, un dolor que haya estado presente de forma recurrente durante al menos 3 meses) y también la de personas que no presenten dolor. Los participantes deberán contestar a una breve encuesta anónima por Internet en dos ocasiones; la segunda seis semanas después de la primera.
Para participar o solitar más información puedes contactar con nosotros en:
Email: algos.dormir@gmail.com
Teléfono: 977558658
Rocío de la Vega, ALGOS. Recerca en Dolor
Universitat Rovira i Virgli, Tarragona
