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Del 23 al 30 de junio he tenido el privilegio de participar en uno de los programas de formación internacionales más interesantes en el ámbito del dolor que ofrece la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) y que ha tenido lugar en Montebello en la provincia canadiense de Quebec, la Escuela Norte-Americana del Dolor (North American Pain School, NAPS).

Este programa tiene una perspectiva multidisciplinar y está destinado a estudiantes predoctorales o postdoctorales con formación en diferentes disciplinas pero con el objetivo en común de dedicarse a la investigación en el ámbito del dolor.  El tema para el curso de 2017 era “Dónde duele y por qué: contribuciones periféricas y centrales al dolor en todo el cuerpo” y alrededor de éste se articulaban diferente conferencias y talleres. Algunas estaban más en la línea de la ciencia básica como por ejemplo en relación con los mecanismos periféricos y centrales del dolor, pero otras estaban más relacionados con la práctica clínica o bien con inquietudes transversales que puedan ser de interés para todos los investigadores a lo largo de su carrera, como por ejemplo cómo conseguir un trabajo una vez finalizado el período de formación o bien cómo poder llevar a cabo la diseminación del conocimiento científico en la sociedad.

Las conferencias y talleres eran impartidas por personal del Comité Organizador o investigadores de renombre invitados como por ejemplo la Dra. Jennifer A. Haythornthwaite, el Dr. Rami Burstein o el Dr. John T. Farrar, todo ellos líderes en sus áreas. También quiero destacar las presentaciones de los proyectos de investigación de los estudiantes que han sido una buena degustación de lo que se está cocinando en los grupos de investigación de norte-américa y en otros países como Australia o Reino Unido. Merecen especial mención las conferencias de los pacientes, la Sra. Stéphanie Perreault y el Sr. Mario Di Carlo que han colaborado con la NAPS aportando sus vivencias personales sobre el dolor y haciéndonos reflexionar sobre que la finalidad de toda investigación va destinada a mejorar la calidad de vida de las personas que sufren dolor.

Cabe decir que ha sido una experiencia increíblemente intensa y completa ya que empezábamos a las 7 de la mañana con las clases de yoga y algunos días terminábamos a las 12 de la noche preparando con el equipo de trabajo un debate que se desarrollaría el último día, aun así, ha valido mucho la pena.  Los suvenires más interesantes que me llevo son la incursión con en el mundo de la ciencia básica y los contactos con inspiradores científicos/personas que seguro tendrán mucho que decir en el futuro campo del estudio del dolor.

Esta iniciativa no es la única ni la primera, ya que también existe la Escuela Europea del Dolor (European Pain School) también impulsada por la IASP y que es un proyecto previo a la NAPS a nivel Europeo y tiene lugar en Siena (Italia) cada año desde el 2002.  Para finalizar quiero agradecer al Comité Organizador, al profesorado visitante y a los pacientes que han participado, su generosidad, tiempo e inspiración para ayudarnos y darnos algunas herramientas para poder sortear los obstáculos que muchas veces aparecen en el proceso de investigación.

De izquierda a derecha: Dara Bree, Jane Hartung, Sarah Martin, Ester Solé y Ellen Terry

Dra. Ester Solé

@estersop


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