Durante largo tiempo, al menos en el mundo occidental, al dolor se le ha considerado un problema estrictamente físico.

En la actualidad, sin embargo, se reconoce que el dolor es una experiencia multidimensional, el resultado de la interacción de múltiples factores; físicos claro está, pero también cognitivos, emocionales, culturales y contextuales. Y así lo ejemplifica lo que se ha dado en llamar como efecto Anzio.

El paso del dolor agudo al dolor crónico es un tema que interesa cada vez a más investigadores. Sabemos que el dolor crónico, además de tener un alto impacto económico (aumento de los gastos médicos) también afecta a la funcionalidad y productividad de la persona afectada y disminuye drásticamente su calidad de vida.

Algunas de las áreas que pueden verse afectadas serían los patrones de sueño, las relaciones sociales, etc.